Cuando la música te agarra de la mano y te lleva a otra dimensión, entrás al Colón a escuchar a Snarky Puppy.
“Jazz fusión, funk e improvisación colectiva” es lo que caracteriza a esta banda tan ecléctica y prodigiosa –liderada por el bajista y compositor Michael League–, que anoche aterrizó sin escalas desde Nueva York a nuestro teatro porteño por excelencia.
Dos horas de máximo deleite bastaron para reconfirmar su virtuosismo espontáneo e imponente que los posicionó, desde sus comienzos (2004), en el podio del jazz contemporáneo.
La interacción instrumental en el escenario, bajo una acústica solemne, viajó a un lugar utópico, donde el jazz funk dialogó con ritmos de soul, afrobeat y chacarera.
Un viaje soberbio que colmó a miles de fanáticos en una de las cinco mejores salas de conciertos del mundo. Hasta hubo pogo frente al escenario.
Extasiada de haberlo vivido y escuchado en persona; un show único e inolvidable.